Por el Olvido
- Aurora Luna Walss
- 27 mar
- 2 Min. de lectura

Esta pintura no iba a ser realizada, nunca estuvo en el plan cuando pinté la Colección H, consistente en hidrantes en el vecindario de DeVeaux, en Toledo, Ohio. De hecho, este hidrante no se encuentra en esa ciudad, y para ser exacta, este hidrante ya no existe, está siendo olvidado.
Los últimos cuatro años de mi vida los he pasado viajando entre USA y México, permanenciendo por temporadas en distintos lugares. Uno de ellos, un conjunto de departamentos en Tucson, Arizona, en cuyo acceso, del lado izquierdo de la entrada principal, hace unos meses este hidrante alegraba la vista con sus colores tan distintos al unánime color tierra que pinta el suelo, las paredes y prácticamente todo el horizonte de estas desoladoras tierras donde los saguaros tienen a sus más hermosos representantes.
Un hidrante como este en un paisaje desértico, es una joya de color y texturas que desafían al rayo del sol, y por eso en alguna ocasión le tomé una foto. Siempre llamó mi atención, lo mismo que los hidrantes en Ohio, por su personalidad, por su aplomo ante la adversidad y por el humor inocente con el que éste en particular, se coloca erguido ofreciendo agua en un lugar en el que el líquido es un preciado tesoro.
Hace unos días regresé a este lugar y para mi sorpresa, el hidrante ya no estaba...de él, solo queda el recuerdo, y para mí, la memoria fotográfica de meses atrás que le hace honor a este objeto.
Por el olvido
Cuántas cosas forman parte de nuestro imaginario colectivo que damos por sentado. Cuánto y cómo recordamos lugares creyendo que estarán así como quedaron en nuestra memoria, para siempre. Cómo quisiéramos volver y encontrar las cosas como las dejamos y como las recordamos...y las más de las veces volvemos para darnos cuenta de que ya nada es igual...
El material de este hidrante es fierro, un metal fuerte, sólido y pesado, y que aún así, ha sido quitado, borrado, puesto a un lado. Ni aún lo más grande e imponente trasciende cuando no importa, cuando no cuenta.
Pinté este hidrante para recordar que cada uno tenemos el poder de hacer que las cosas, los lugares y sobre todo, las personas, SÍ cuenten, no borremos con la intención de lastimar, ni seamos borrados,
sino que permanezcamos siempre, aunque sea en la memoria y en el corazón de aquellos, para los que alguna vez sí contamos y con ojos llenos de alegría y amor,
¡sí nos vieron!
Para mis hijos, mi pintura con todo mi amor por cada segundo en que en mi mente, mi cuerpo y mi corazón, su vida, cuenta en la mía.
La colección H de hidrantes está disponible en su formato original en acuarelas sobre papel de algodón pensado en frío y pintadas con pigmentos Windsor and Newton y Daniel Smith y/o en impresiones en calidad glicée en la tienda virtual que puedes visitar haciendo clic en este enlace.
Blanco de olvidos, forzados o sutiles. Así ha sido poblado mi diario andar. El más reciente, aún de resacas llevaderas, tiene que ver con la dualidad víctima-victimario/a. La irónica belleza del caso es que ha sido desde el mismo “cuerpo y teórico” donde he replanteado la siguiente pregunta: ¿qué roles cumple el olvido —en la más descarnada bioquímica cerebral— en esto que llamamos “ser humano”? Las tantas puertas de las neurociencias fueron abiertas, como si trajera en mano el arrancado hidrante y, a trancazo por trancazo, exigiera el mendrugo de lógica detrás de la ausencia; de la desaparición; de la invisibilidad; de la huída; del desdén; del cercenamiento. Del olvido, pues. De ese determinante olvido. “A menos B igual …