Dejando huella

"Podemos decir que la mano ha seguido a la inteligencia, a la espiritualidad y al sentimiento, y que la huella de su trabajo ha transmitido las pruebas de la presencia del hombre".

María Montessori

A lo largo de la pandemia que vivimos en el 2020 muchos hemos sentido la necesidad de expresarnos y de decir desde lo más íntimo aquello que nos conmueve, preocupa, entristece, pero también lo que nos entusiasma, lo que amamos, lo que deseamos que quede por siempre e incluso el legado que deseamos dejar en caso de que nos toque enfermar y morir.

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Mi legado consiste en pequeñas huellas de amor, de trabajo, de dedicación y de profunda convicción en que la vida es para servir. En mis huellas quisiera dejar marcas del paso del tiempo, del paso de muchos afectos, de mi amada familia, de mis más cercanos amigos y de mis alumnos, pacientes, clientes y colaboradores. A todos quisiera poder decirles cuánto y de qué manera los aprecio y los valoro.

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En esta colección de manos hay solamente unas cuantas huellas, sin embargo cada pequeña línea, cada trazo y cada selección de color es realizada pensando, sintiendo y amando lo que hago y lo que desde el fondo de mi corazón desea salir para permanecer.

He realizado estas manos a partir de la experiencia de personas que se sienten invisibles, no escuchadas, no tomadas en cuenta, no abrazadas. Poco a poco en procesos de terapia, he incluido esta propuesta en la intención de dar voz y de sacar a la luz por medio del trazo, del color y de las formas, aunque también, de las palabras, lo que sea necesario expresar.

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Visibilizar tus huellas
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Hoy te propongo que inicies y que dejes visibles tus huellas. Si no sabes por dónde empezar, deja que tu mano no dominante fluya usando colores, marcadores, plumas, tintas, acuarela, y permite que el movimiento de asocie a tu corazón. Mientras pintas escucha música que te guste o que te recuerde sucesos, personas o lugares, siéntete en libertad de mover tus emociones y traspasarlas al papel, fluye despacio, calmadamente, disfruta la experiencia y contempla tu creación como seguramente contemplaron la suya los primeros hombres que pintaron en Altamira, España o en Lascaux, Francia. Ellos eligieron cuevas porque quizá necesitaron protegerse y tener un espacio seguro para expresarse y dejar en evidencia su forma de vida. Hoy tú y yo podemos dejar en papel lo mismo que ellos y al hacerlo podemos trascender.

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Deseo para tus manos y tus huellas de vida todo el color, la luz y el amor, deseo que a tu obra la vea y de ella disfruten tus seres queridos y que tú mismo te sientas feliz de saber que aún sin darte cuenta, ¡eres importante y estás dejando huella!.